MEMO - FICHAS
lectura de la obra de Beatriz Preciado
• En tiempos de mediatizan global, en nuestras democracias post-industriales, no tanto bajo el modelo distópico del campo de concentración o de exterminio, fácilmente denunciable como dispositivo de control, sino formando parte de un burdel-laboratorio global integrado multimedia, en el que el control de los flujos y los afectos se lleva a cabo a través de la forma pop de la excitación-frustración.



• El capitalismo farmacopornográfico inaugura una nueva era en la que el mejor negocio es la producción de la especie misma, de su alma y de su cuerpo, de sus deseos y afectos.

• Consumimos aire, sueños, identidad, relación, alma.

El mercado no es un poder exterior que viene a expropiar, reprimir o controlar los instintos sexuales del individuo. Nos enfrentamos por el contrario, a la más difícil de las situaciones políticas: el cuerpo no conoce su fuerza orgásmica hasta que no la pone a trabajar.


• Pero el control de la potencia orgásmica no define únicamente la diferencia de género, la dicotomía masculino/ femenino; sino también, y de modo más general, la diferencia tecnobiopolítica entre heterosexualidad y homosexualidad. La patologización de la masturbación y la homosexualidad en el siglo XIX acompaña a la constitución de un régimen en que la fuerza orgásmica colectiva es puesta a trabajar en función de la reproducción heterosexual de la especie. Esta situación se verá drásticamente transformada con la posibilidad de sacar beneficios de la masturbación a través del dispositivo pornográfico y de controlar técnicamente la reproducción sexual a través de la píldora y de la inseminación artificial.

LA ERA FARMACOPORNOGRÁFICA

TESTOGEL



• Si no hay programas de investigación farmacológica para conseguir una vacuna de la malaria, es porque los países que la necesitan no han podido pagarla. Mientras tanto, las multinacionales occidentales se embarcan en costosos programas de producción de viagra o de nuevos tratamientos del cáncer de próstata.

• En el capitalismo farmacopornográfico, el deseo sexual y la enfermedad comparten una misma plataforma de producción y cultivo: no existen sin soportes técnicos, farmacéuticos y mediáticos capaces de materializarlos.

• Es mi cuerpo el que reacciona a la molécula. La testosterona no tiene sabor. No tiene color. No deja huella.la molécula de testosterona se disuelve en la piel, como un fantasma atraviesa el muro. Entra sin llamar. Penetra sin marcar, no es necesario ni fumarla ni esnifarla.

• Un minuto después, ya ha sucedido. He abierto el paquete plateado y el gel frío y transparente ya ha desaparecido bajo la piel de mis brazos. Queda solo un frescor de menta que tira de mis hombros hacia el cielo.

• No hay ninguna droga tan pura como la testosterona en gel. No tiene olor alguno. Sin embargo, un día después de la administración, mi sudor se hace más ácido y dulzón.